A veces hacemos de nuestra realidad una bola; un gurruño con todo lo que nos sucede y con esa pelota llenamos huecos o inseguridades o pasado, depende de cada uno. Porque a veces es más fácil complicarlo todo que afrontar la verdad. Con lo sencillo que es simplemente quedarse con lo bueno y buscar la belleza porque la vida amanece cada día y eso habría que celebrarlo siempre.