Saturday, September 22, 2007

Sentada sola en la eterna noche de los tiempos, las neblinas temporales rodean cada pequeño acontecimiento y lo colocan a su antojo. Entra la madrugada y por fin todas las voces se han calmado. Silencio. Es hora de dormir y de dejar de leer libros abiertos. Cuanto más claro es un todo, más turbias se vuelven las preguntas... A veces debería confiar en mi, en mi soledad y recordar que tan sólo soy una ciega con el don de ver.