Definitivamente el universo no tiene huevos. Ni ovarios. Y dudo siquiera que sea un ser asexuado. Aunque las estrellas nacen, crecen y mueren. La reproducción tiene la desventaja de no aprender de los defectos replicados. Un día todo será una inmensa nada y nada de esto habrá importado. La gran explosión vendrá, pero el gran cambio no será tal. EL final sólo existe en quien está atrapado en lo finito.
Definitivamente el universo tiene miedo y no tiene cojones a reconocer que ni con su grandilocuente Big-Bang puede acabar con los procesos de la vida. Definitivamente el único gobierno es aquel cuya existencia ni sospechamos. Ese caos que se filtra a través de los poros del tiempo y las tumbas de las estrellas.