Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.
Se paró el aguacero, ahora somos, flotando, dos gotas.
Agarrada un momento a la cola del viento me siento mejor.
Me olvidé poner en el suelo pies y me siento mejor.
Volar, volar.

La ley innata - EXTREMODURO

Los árboles se mecían rendidos al viento. El viento soñaba con las nubes que perseguía. Las nubes lloraban el frio. El frio vino conmigo y el árbol me protegió del viento.

A veces todo es cómo un círculo imperfecto.

Quizás el viento traiga la nada que limpie la calles de engaños. Quizás nunca llegues a la cima aunque te pases la vida escalando montañas. Hay carreras que no tienen metas ni avituallamiento. Buscad la belleza allá donde esteis porque probablemente sea lo único que merezca la pena en éste puto mundo...

DESIERTO XXXI

La belleza de lo inesperado. Cuando el desierto se vuelve río. Huir en busca del sol entre la maleza de lluvia. Todo es posible. Cuando las tornas se cambian la luz se ve al final del tunel Cualquier realidad puede adivinarse en la madre naturaleza. Hay esperanza. Seré desierto de calma.

Cárceles dentro de cárceles. Laberintos con las puertas abiertas. Sendas en las que imaginamos piedras. Acantilados de medio metro... A veces somos nuestra peor cárcel y nuestro peor castigo.

Desierto XXX

La vida prófuga que se escapa entre el ocre de las llanuras. Entre el frío mirando al sol y el agua oscura de la madrugada. Ahora estoy otra vez allí, contemplando la belleza de mi propia caída a los pies del viejo solitario no coronado, sonriendo a trancas contra el viento. Mirando el desierto con vida, mi vida. Entre el arrullo de las frías madrugadas y los ocasos imposibles. Al borde del abismo que ni se molestó en vernos nacer. Seré desierto. Soy desierto. Atrapando la belleza de lo abrupto que sin piedad nos va limando.

Me acuerdo del olor a infiernito y de los días de sol paseando. Recuerdo poder tener esa alegría al alcance de la mano cada día. Me recreo en el olor de los días felices en estos días grises. Desde éste rincón del mundo donde nadie mora.

Desierto. La función continúa entre desiertos. Después de los horizontes de hielo vistos desde el suelo que una vez fue fuego. La Tierra es inmensa... Colorea tus ojos con paisajes, con la belleza de lo sempiterno que nos vio nacer y nos verá morir, y descubrirás la felicidad en las cosas sencillas.

Los desiertos soplan su aliento árido sobre las almas que buscan paz y sobre las que buscan guerra... La calma al calor de la arena caliente que abriga miradas endurecidas por el fuego de la tierra y la furia de su frío. Todos los escenarios pueden servir para la función del payaso triste que cuando nos sonríe nos humedece los ojos.

Los desiertos florecen. Las flores son salvajes. Todo es plano cuando el azul del cielo es simplemente azul. La belleza es tranquila. La tranquilidad inquieta. Lo salvaje es bello. El desierto puede ser una flor.

Un grito alado rasgaba el ocaso con la belleza propia de las aves elegidas. Elegidas cómo el ave fenix. Hasta del gris cómo la ceniza puede surgir un vuelo agradable. Detrás de cada rincón oscuro puede haber luz...

DESIERTO XXIX

Estoy aquí. En el desierto de los buitres leonados. He regresado. A veces lo más bello es lo más salvaje y lo que más asusta. Vive, vive que todos los desiertos florecen alguna vez. Seré desierto.

Cuando quería estar allí, estaba aquí. Cuando estaba aquí, quería estar allí. Recobrando el cristal con el que todo se fragmenta y a ratos se construye. Descubriendo las verdes praderas junto a mi hogar como si fuera la primera vez. Observando el perfil dorado que marca el atardecer sobre encinas y olivos. Mirándolo todo con ojos nuevos. Despiártate cada día como si hubieras dormido un millón de años y descubrirás lo bello.

DESIERTO XXVIII

Me atrapa. Me llama. Debo ir. Acudir a la belleza dorada de las dunas. Haré poemas al sol mientras me acuna. Siempre regreso a la belleza infinita de lo simple. El único lugar que nunca te abandona.

Seré desierto mientras me calma el oleaje.

Arrullada en la noche persigo sombras de consciencia. Intuyo la belleza de la luna a través del frío. Donde acaba el día y el aplomo de las estrellas me enseñan que en duermevela todo parece extraño y que la belleza seguirá existiendo a pesar de nosotros.

Las olas arrastran el tiempo. El viento se lleva la calma. Y el precipicio se abre. La tierra bajo mis pies se cae. Pero yo ni caigo, ni dejo de caer, sólo veo el hueco que todo se traga. Ya ni siquiera castigo los minutos con pensamientos negros, ni tampoco con pensamientos bellos.

Sigo aferrada a la belleza que se me escapa entre los dedos como arena del desierto. Ninguna verdad puede importar, cuando sólo hay una realidad. Cuando el futuro se disfraza de ilusionista que aparece tras el humo y se va mostrándo los trucos más macabros. Quisiera devolver mi entrada y la de tantos otros que sufren.

Moldeando la cruda realidad con el único cinzel posible la belleza. Buscando la belleza de las cosas sencillas. Buscando lo sencillo. Sólo queda el canto afilado de un pedernal para limarme los dientes y darle al dueño del universo un mordisco que le arranque la ira. Porque si el que maneja los hilos de todo esto tuviese valor, iría contra mi y no contra él... Y la bestia emana con ojos felinos lista para un nuevo asalto.

Arrullada entre dunas espero, seré desierto entre las sedas del viento.

Ven a por mi, alimaña arrogante, soy el abismo que te está mirando; suelta tus hilos y por una vez deja que su dolor se pierda en mi vacio. Todas las trampas parecen bellas.

DESIERTO XXVII

La visión de las dunas, la paz... El desierto me llama, me aulla. Su vacio me atrapa. El desierto a veces me busca como una bestia. Fabricamos eternos poemas al sol. Èl y yo en una pieza de música infinita al viento, cuando el alma se torna arena cálida. Seré desierto.

Entre un millón de estrellas las noches caminan con la certeza de que un nuevo día las apagará, pero jamás se rinden y vuelven detrás de cada día, como buenas amigas que no piden nada.

DESIERTO XXVI

Los animales huyeron, las noches se volvieron pardas, los cielos se abrieron para calmar su sed y el sol reventó en un intento de aplacar los ánimos... y sólo una supernova será testigo de todo los finales.

Es lo único que puede ocurrir cuando las fuerzas de la naturaleza están a punto de entrar en colisión...

Pero de nuevo en la tierra, el desierto observa sin perdonar, porque es el único ser libre que se atreve a devolverte una mirada vacia donde todo se te escapa, el único que planta cara a los grandes cataclismos... Porque en mitad de su nada se permite el lujo de florecer y sonreir.

Acariciar los hilos del tiempo que una vez más se me escapan entre los dedos. Otra vez tendré que esperar a que las hebras salgan de su maraña y tejan el jersey que veo en mi conciencia. Tendré que esperar otra vida más. Domesticar esta realidad, hacerla a mi. Y féliz con el recuerdo cabalgo a lomos del tiempo...

DESIERTO XXV

El viento, la arena, mis icónocos, mi desierto...

La paz de las dunas, la mujer de arena deconstruyendose en una pirueta infinita y construyéndose en remolinos de emociones salvajes. Mirando el ocaso con la libertad propia de quien no viaja hacia ningun parte.

Pero la libertad, como la noche en el desierto, es una amiga traicionera que no entiende de paz.

Seré desierto.

A veces detrás de una esquina asoma el olor a infiernito...

Entrar saludada por la penumbra, los tonos burdeos y lámparas barrocas era un placer sentada al calor de un chocolate, o ya en la noche al abrigo del fuego. Quemar era la magia. Los infiernitos olisqueaban y se precipitaban como una ola rendidos a los pies de su dueño.

Y entre llamas el infierno se va...

Más allá de la belleza...

El hombre que descubrió el origen de la energía de las estrellas qué hace que sigan quemándose, que comprendió que en las estrellas deben existir reacciones nucleares para que brillen... la noche siguiente a tal descubrimiento estaba sentado con su novia mirando las estrellas.

Ella le dijo: ¡Qué bellas brillan las estrellas!

Él respodió:Sí, y en éste momento soy el único hombre en el mundo que sabe por que brillan.

Ella simplemente le sonrió. No estaba impresionadapor tener a su lado al único hombre, que en ese instante sabía porque brillan las estrellas. Bien, es triste estar sólo. Pero así son las cosas en éste mundo.

DESIERTO XXIV

Libertad...

En la arena que erosiona el suelo donde caes. En el desierto que viene y va. No hay nada cómo el vacio dorado y estar rematadamente abrasada por un sol de invierno para ser libre.

Donde las llanuras se vuelven escarpadas seré un desierto.

DESIERTO XXIII

El viento trae un olor a arena desconocida. Su color tostado roza en la piel. Paz. Cuando el infinito no es una utopía. Contemplar las dunas es contemplar una verdad. Seré desierto.

El año de ayer empezó con el desierto de arena y el hoy de éste año empezó con el desierto nevado...

Igual de bellos, de imperturbables, cómo los amaneceres que rompen en lluvia. Cómo el olor a tierra mojada por la mañana. Porque la felicidad es tan simple como el bello sonido de un pájaro escuchado en lo más hondo de ti antes de dormir.