Sunday, April 13, 2008

Las olas arrastran el tiempo. El viento se lleva la calma. Y el precipicio se abre. La tierra bajo mis pies se cae. Pero yo ni caigo, ni dejo de caer, sólo veo el hueco que todo se traga. Ya ni siquiera castigo los minutos con pensamientos negros, ni tampoco con pensamientos bellos.

Sigo aferrada a la belleza que se me escapa entre los dedos como arena del desierto. Ninguna verdad puede importar, cuando sólo hay una realidad. Cuando el futuro se disfraza de ilusionista que aparece tras el humo y se va mostrándo los trucos más macabros. Quisiera devolver mi entrada y la de tantos otros que sufren.