... Y a veces la vida duele tanto y no existen calmantes...
Se lo escribo a esa chica solitaria que a veces agita las noches sacudiéndose todos sus dolores cómo si fuesen pulgas. A esa chica solitaria que veces encuentra noches perfectas para agujerearse el cerebro porque no encuentra diferencias entre tenerlo entero o perforado. A esa chica que a veces está tan viva y a veces tan muerta. A esa mujer que siempre estuvo ahí, levántandose cada día con un pensamiento bonito, con un buen deseo en busca de lo sencillo y lo bello...
Me lo escribo a mi porque a veces no puedo soportar éste mundo y siento que corro hacia ninguna parte; porque me estoy muriendo de sed por beberme mis lágrimas.