Monday, May 22, 2006

Ocurren cosas buenas y son bienvenidas, pero no las espero; como las malas, tampoco las espero.

Y como buena anfitriona recibo todas las cosas que llegan y las atiendo como se merece cada una. Sin descuidar los detalles, sin olvidar la cortesía y sin ya ni siquiera mirar el reloj. Sin esperar que lleguen o se marchen. Sólo con la simple alegría de actuar aquí y ahora.

Lo que ha pasado ya no está en mis manos, lo que queda por pasar aun no ha llegado por lo tanto tampoco está en mis manos, lo que está pasando no está solamente en mis manos. ¿Por qué esperar lo que no está en mis manos?

No esperar. En ello huelo algo de libertad.