Cuando la locura está a punto de desbordarme, como una pelota de goma que bota loca entre los dedos escapándose. Entre los recovecos del alma donde la mente se acaba en risas. El llanto hila las noches donde se pierde el sentido, la realidad, donde la apariencia no la guarda ni el espejo, donde escondidos yacen tantos recuerdos. Gritan, desde el fondo del espejo como si detrás de los ojos muertos sobreviviesen los adioses de otro tiempo. Donde la nada avanza y cabalga el tiempo jugando contra mi su última baza.