Amante de la belleza, azotando los demonios, observando la belleza nacer a lo lejos en las cumbres nevadas. A veces somos como el hielo que todo lo quema, buscando amanecer entre el arrullo de madrugadas sin prisas y mañanas congeladas en el tiempo, en el espacio, en la nada... Y que no me reclame el mundo porque me bajo y me marcho. Las cárceles del tiempo nunca fueron buenas compañeras, nada puede nacer aprisionado por las horas... Y asi canto mi canción perdida por los tiempos de duelo.