Friday, March 24, 2006

DESIERTO I

Tirada al sol, los buitres leonados sobrevuelan. Sin agua. Mejor dormir… Sí, dormir. Cierro los ojos un segundo o una eternidad, no lo sé. En algún lugar de mi cuerpo noto una pequeña mano y oigo una vocecita que emana de algún sitio indeterminado en el espacio y el tiempo. Me acaricia la cabeza con ternura y con una condescendencia inquietante susurra… Duerme, mejor duerme. Los ojos, cerrados aún, se abren de golpe. No hay más que tierra, no hay más que piedras, no hay más que alacranes y cuatro hierbas secas. No hay más que bocas secas.

Las trampas casi siempre parecen bellas.