Monday, May 04, 2009

Derrochando en las teclas las tardes de caramelo que no existen y que se imaginan al sol mirando al mar. El mar me atrapa y me aleja de los desiertos que nevados o no sólo son desiertos. No había buitres leonados, sólo recuerdos aciagos y la extraña música que suena a lo lejos como si el viento desesperado intentase animar la naturaleza muerta. Porque añoro aquello de lo que huyo en las paradojas de mi mente. En las montañas de la locura.