Tú sabes que no funcionaría.... y así nació un cielo entre mis manos que no esperaba. Ahora corro hacia ninguna parte con un sueño que no sabía que tenía. Entre aviones, trenes y carreteras a veces recuerdo que no pertenezco a ningun lugar. Qué hago piruetas en el infinito, con la sonrisa del anciano y la alegría ciertamente amarga de quien le han quitado un regalo que no espera.