Odio las pantomimas, los formulismos, los teatrillos aplicados a la vida real que matan lo auténtico. Odio las contradicciones que como olas rompen contra mi mente, que destruyen poco a poco lo que una vez dentro de mi fue tan bonito... Y las mareas traeran los restos del naufragio, cómo las olas, seguro...
Y las olas volverán... y las oleadas cómo las plagas. Pero ¿de qué?. Y las incognitas a veces son una tortura y a veces un salvavidas para seguir respirando un ratito. Cierro el puño y noto el doble seis latiendo dentro de la mano, pero hago mi apuesta y tiro los dados. Y oigo su sonido hueco y veo sus puntos desdibujados... Porque, en el fondo, poco puede importar el resultado.