Por fin me reencontraré con el desierto... El 13.
Por fin cara a cara, el rojo, el fuego, el volcán, la espuma del mar, los miedos, las verdades... Por fin el amanecer, el atardecer y la piel desnudada por el viento... Todos buscamos un fuego que nos arrase al menos una vez en la vida. Hay paisajes magnéticos que poseen ese poder, hay seres que poseen ese poder... Pero sólo cuando has ardido en un infierno diseñado por ti, podrás tener la certeza de que habrá un fuego que te arrase y sabrás ser arrasada entre risas. Porque sólo cuando has paseado por el infierno puedes saber donde está el suelo y donde está el techo... Y el desierto te funde y te desorienta dulcemente, te mece entre granos de arena y te pierde y te matará de sed... y será lo único que te alivie los ojos secos porque si lloras demasiado también corres el riesgo de morir de sed porque todos acabamos bebiéndonos nuestras lágrimas.
Y allí me espera el desierto o lo espero yo a él que me sonríe con el brillo del sol... Y seré un desierto con toda su desnudez al descubierto, sin guías ni referencias, capaz de arropar y esconder, con la quietud del cachorro y la certeza de poder volverse alimaña en cualquier momento, con las dunas uniformes que aparecen y desaparecen, con las tormentas y las flores, con las piedras y las espinas, inofensivo y letal... Seré un desierto.