A veces hay que mirar a la inmensidad y sentirse pequeño como el grano de arena que voló del desierto... Porque en todos los desiertos llueve y florece alguna vez y eso es lo que nos devuelve la esperanza. Como la flor que crece en la grieta de una roca gritando a la vida. Y así la belleza se abre camino en el alma. Calma