A veces sólo se puede mirar al infinito y respirar en paz mientras el alma busca la calma. Es el desierto un paraíso vacio donde arrojar todo aquello que sobra  pero que, ya fuera de nosotros, servirá para abonar las flores. Recuérdalo, en todos los desiertos florece alguna vez.

El sol alimentando el alma, penetrando las tumbas del tiempo y abriendo esperanzas... Esa belleza es. Búscala y alimenta el alma.

El desierto y su inmensa nada. Su calma y su respirar ... y florece. Florece incluso cuando cada grano de arena trae el murmullo del desconocido que vino a poner una nota de color para recordarnos que la belleza vive a la vuelta de la esquina del alma.

Las piruetas del alma que bailan al son del bailarín del universo encargado de hacer unas cuentas que no salen... Como en los desiertos donde falta agua pero no hay nada que regar y sólo vive la bella inmensidad donde arrojar el alma por un rato para huir en paz.

Es la pirueta infinita de la soledad un bailarin perfecto para la belleza que vive tan agazapada en el desierto. Es la soledad en el desierto un bálsamo para el alma. Porque desnudos ante la nada, ante el bello infinito, ninguna mentira sobrevive en nuestra alma. Es esa belleza un alimento poderoso en el camino de la vida.

Un bailarín en el universo marca los compases de la vida y sólo cuando atisbamos su melodia, la belleza se abre paso abriendo surcos entre las estrellas que un día inspiraron la fuerza que todo lo puede.

El viento en el infinito puede moldear un desierto donde sólo las tumbas del tiempo preserven los recuerdos. Y esos tesoros tan preciados sólo se alimentan de belleza. Alimenta el alma, busca la belleza.

El calor del viento que trae recuerdos de lo que una vez fue una vida en el desierto. A veces un sólo instante puede contener la belleza para siempre, aun en las condiciones más hostiles.

El riesgo del abismo a veces es la única forma de viajar hacia esa pequeña nota de color que surgió de la nada; sin duda las más bellas. Y no importa el fracaso, si al menos se hizo el viaje queda la alegría del intento y la belleza de esa alegría.

DESIERTO XL

Es el desierto quien te clava su mirada infinita en el alma y calma su sed; y es aquí donde toda lucha se disipa entre las dunas. Y no hay recoveco donde esconderse, ni siquiera en los laberintos del alma. Y en esa bella desnudez descubres que en todos los desiertos florece alguna vez.

El tiempo, como un trapecista, traza su pirueta en el infinito replicando en cada rincón del universo una figura cuyo dibujo azota los anales de la existencia. Y de ahí nacen los recuerdos. Aprende a bailar y habrás aprendido a vivir.

El giro en un abismo es posible. Todos los agujeros negros tienen singularidades capaces de revolver las tumbas del tiempo donde no habita el olvido porque lo bello, la belleza no ha de ser jamás abandonada.