... A veces oigo el soplo de la arena fina y creo verla levantarse poco a poco sobre la gran urbe... cómo si la tormenta comenzara de nuevo; cómo si el desierto de flores quisiera devorarme otra vez; cómo si los días amenazaran con arrasarnos como lo haría una tormenta de arena... Pero ahora se que soy la mujer de arena que se derrumba y danza, que se construye confudiendose en el aire y que cada noche aulla dejando sordo al viento.
Porque todos somos animales en busca de las alegrías sencillas y cuanto antes lo comprendas antes bailarás en cualquier desierto.