Un año donde el desierto no sé si ha crecido o se ha encogido. Con la única certeza de que el gigante rojo presidirá un nuevo día. Con la alegría de esperar lo bello... La sucesión de valles, el gigante azul rompiendo contra un infinito naranja donde nada empieza y nada acaba. Donde hay tanto que nos recuerda que somos demasiado pequeños para apreciar la inmensidad... pero sabiendo que esa inmensidad a veces está en otro ser igual de pequeño que yo.
Sed felices.